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El cese unilateral del fuego por tiempo indefinido que implementaron las Farc desde el pasado sábado fue condicionado a que sería levantado si la Fuerza Pública llegase a atacar a cualquier unidad guerrillera. Entonces, es propicio preguntarse cuál ha sido la naturaleza de las acciones ofensivas contra las Farc por parte de la Fuerza Pública en los períodos de tregua que esta organización insurgente ha decretado en el pasado.
La información del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) muestra que las operaciones militares durante las treguas de las Farc en lo corrido de las negociaciones de La Habana han sido pocas, focalizadas, planeadas, y han tenido contundentes resultados.
En efecto, hemos registrado sólo ocho acciones ofensivas de la Fuerza Pública contra las Farc. En su mayoría (seis, en concreto) han sido bombardeos aéreos contra campamentos del grupo guerrillero. Las demás fueron acciones de control de área que resultaron en combates.
Las ocho acciones se concentraron en el departamento de Antioquia (cuatro), y una en cada uno de los departamentos de Arauca, Caquetá, Meta y Nariño. El saldo militar de los bombardeos también es diciente, pues produjeron un significativo número de guerrilleros muertos: 47, de un total de 49 víctimas.
La focalización de las operaciones ofensivas durante las dos primeras treguas apuntaría, pensamos, a un uso selectivo de la presión militar en aquellos frentes ‘díscolos’ (Frente 36 en Antioquia y columna Mariscal Sucre en Nariño). Estos, en efecto, fueron los que más violaron esas treguas iniciales de parte de la guerrilla.
En el pasado hemos notado que el cumplimiento de las Farc de sus treguas ha sido cada vez más completo y progresivo. Desde que se inició el proceso, este grupo guerrillero ha decretado cuatro treguas unilaterales: la primera en el periodo de fin de 2012 y comienzo de 2013, que tuvo una duración de dos meses; la segunda, en el período navideño de 2013 al año 2014, que tuvo una duración de un mes; las últimas, durante las dos vueltas de elecciones presidenciales, que tuvieron una duración 9 y 21 días, respectivamente.
En los dos últimos períodos de tregua no hubo registro de víctimas por acciones unilaterales de este grupo guerrillero, mientras que en las dos primeras treguas se habían registrado 2 muertos civiles, 5 muertos combatientes, así como 3 heridos civiles y 4 heridos combatientes.
Simétricamente, a mayor cumplimiento de las Farc de sus treguas, la Fuerza Pública ha venido reduciendo —probablemente por decisión propia, pero también por menos oportunidades— sus acciones ofensivas contra la guerrilla. Es decir, el desescalamiento del conflicto ya se presentó durante las treguas.
Ahora bien, ya las Farc habían advertido que mientras cumplían sus treguas, las Fuerzas Militares les atacaban. En comunicado de enero de 2014, la guerrilla señalaba el cumplimiento de la tregua en un 100% a pesar de “las permanentes agresiones y provocaciones de las fuerzas armadas gubernamentales”.
Si la tregua parece servir para un proceso de “cohesión” en las Farc, vale la pena preguntarse qué actitud tomaría el secretariado de esa guerrilla ante un eventual acción ofensiva por parte de la Fuerza Pública a una unidad guerrillera ‘díscola’: ¿levantarían la orden de tregua o se harían los de la vista gorda, con el fin de ir depurando sus filas?
Estos interrogantes sólo podrán ser respondidos con el transcurrir de la tregua que se inició el pasado sábado 20 de diciembre.
Desde el Cerac esperamos en todo caso que la Fuerza Pública continúe con una estrategia de disminución no formal pero sí real en sus acciones contra las Farc. Así, estaremos asistiendo a una franca reducción de la violencia del conflicto y, probablemente, al inicio del fin de este en Colombia.
* Investigador y analista del Cerac.